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Bettina Brozzo descubrió su pasión artística a los 56 años y ahora homenajea a su ídola Tita Merello

La actriz, cantante, bailarina y pianista de 66 años creó el unipersonal musical “Se dice de Tita” para honrar a “La morocha argentina”

  • 22/04/2024 • 12:31

Como escribe en su libro la multifacética estadounidense Julia Cameron, “nunca es demasiado tarde para ser una artista”.

Y si no que lo diga Bettina Brozzo, la actriz, cantante, bailarina y pianista de 66 años, que viene presentándose en teatros y fiestas privadas con “Se dice de Tita”, un unipersonal musical de su autoría, en donde rinde homenaje nada más y nada menos que a Tita Merello. 

A lo largo de 60 minutos, la vecina de Ramos Mejía personifica a “La morocha argentina” y canta emblemáticos tangos y milongas que supo interpretar a la Ciudadana Ilustre de Buenos Aires, máxima distinción porteña recibida en 1990, en el Salón Dorado del entonces Consejo Deliberante.

Cabe recordar que el estreno de “Se dice de Tita”, se hizo el 14 de febrero, en el teatro El Bululú, con la participación especial de Carla Pugliese, reina del bandoneón y nieta del maestro Osvaldo Pugliese.

Posteriormente, Bettina Brozzo armó la valija y viajó a España para presentar el unipersonal musical en diversos sitios de Madrid, con gran aceptación de latinoamericanos y europeos. 

Tras su regreso a Argentina, la canceriana volvió a realizar “Se dice de Tita”, en la misma sala teatral porteña, El Bululú, con la participación de la dupla de bailarines de tango Jorge & Grace. 

Actualmente, Bettina Brozzo está trabajando en dos obras teatrales, que se representan en el teatro El Bululú. Los sábados, a las 17 horas, “La casa de Bernarda Alba”, en donde personifica a “La abuela”. Mientras que, los domingos, a las 17 horas, encarna a Genoveva en “Los árboles mueren de pie”. 

 

DESCUBRIÓ SU PASIÓN ARTÍSTICA A LOS 56 AÑOS POR CULPA DE UN ACCIDENTE

La pasión artística de Bettina Brozzo, comenzó hace 11 años “por culpa” de un accidente en la vía pública. “En 2013, estaba trabajando en tres escuelas porteñas, como profesora de música. Una noche, caminando por el barrio de Palermo, tropecé y caí en una bicisenda, recién inaugurada. Con tanta mala suerte que, al apoyar las manos, me quebré los dos codos”, rememora agradeciendo que no pasaba ningún vehículo.

Luego de la operación en el codo izquierdo, a la madre de María Soledad y abuela de Luca no le quedó otra opción que hacer reposo, seguir las recomendaciones médicas y esperar el alta. 

Mientras aguardaba el “santo día” para retomar la labor docente, Bettina masticaba bronca y se hacía la típica pregunta: “¿por qué a mí?”. Es que, por entonces, no podía soportar tanta quietud. “Soy muy activa”, afirma la canceriana que necesitaba expresarse artísticamente. 

Cuando fueron desapareciendo los dolores y, sobre todo, la bronca, Bettina se acercó al denominado Programa Cultural en los Barrios, en Liniers. Luego de interiorizarse sobre los talleres, se inscribió en coro y teatro. 

El primer día, la profesora de teatro de ese centro municipal pidió que cada alumno se presentase ante sus compañeros. Brozzo se inclinó por el humor.“Como me gustaba Niní Marshall y el cine de los ’50, me largué con un monólogo de la inolvidable actriz, guionista y comediante, que gustó mucho”, asegura. 

En forma simultánea, Bettina comenzó a concurrir al taller de coro. “Fue ahí que descubrí mi voz. Porque yo trabajaba con la voz, pero con piloto automático. Lo hacía mecánicamente. El taller me ayudó a escuchar mi voz, mi esencia”, recuerda orgullosa por recibir el elogio de su profesor. 

Al año siguiente, Bettina decidió presentarse a un casting. Con tanta buena suerte que quedó seleccionada. “Era para el musical ‘Divorciadas’. El director, Sergio Lobo, buscaba actrices que canten muy bien y, además, bailen en taco aguja. Entonces, preparé el monólogo de Ninï Marshall y ‘Sos buena con mami’ (tema de Mamy Morton, del musical Chicago)- as comencé, en una improvisación, el director me sugirió: ‘Intervení más, Bettina’. Sugerencia a la que no solo accedí, sino que me sirvió para conseguir un papel y darme el espaldarazo para dedicarme definitivamente a la actuación”, asegura 11 años después. 

 

Bettina Brozzo nació en Puerto Belgrano. Es hija de un marino y una profesora de danzas folklóricas y aficionada al canto. Tiene dos hermanos: el mayor, Ricardo, un contrabajista jubilado; el menor, ya fallecido. 

Cuenta que, en la niñez, con apenas 5 o 6 años, solía acompañar a su madre, quien iba a impartir clases de danzas folklóricas. “Pero cuando regresamos a casa, le decía: ‘así baila fulanita, así baila zutanito’. Eso provocaba risas a toda la familia. Recuerdo que, de chiquita imitaba a muchos personajes de la tele. Ese don lo fui perdiendo en la adolescencia. ¿Por qué? Porque me puse seria y tímida, vaya a saber por qué”, asegura sonriente la artista.

En 1975, después de cursar la escuela secundaria e incursionar en la Universidad en Mar del Plata (comunicación social), regresó a Bahía Blanca, en donde vivía e hizo el profesorado nacional de música, con especialidad en Piano. Aunque se recibió en el Conservatorio Nacional López Buchardo, en CABA. Al respecto, cuenta: “trabajé toda la vida y me jubilé de eso”.

Por entonces, Bettina cantaba en coros (estuvo en varios, como el Coro Femenino de San Justo) y para enseñar canciones a los chicos. 

Aunque una profesora llegó a decirle que era soprano, lo cierto es que la artista es contralto, un rango vocal raro y difícil de hallar, ya que solo el 2 % de las mujeres en el mundo lo tiene. 

Para saber más sobre la artista bonaerense, se debe ingresar a sus IG: @bettinabrozzo y/o @bettinabrozzo.artista